Cada 13 de julio se conmemora el día internacional del trastorno de déficit atencional e hiperactividad, también conocido como TDAH. Este se define como un trastorno del neurodesarrollo que presenta un patrón persistente de compromiso de la atención, hiperactividad, impulsividad y otras funciones como la memoria, la capacidad de jerarquización de tareas y la baja capacidad de controlar acciones no pertinentes en ciertas situaciones.
El Dr. Ignacio González, neurólogo de Clínica Universidad de los Andes, explica que esta conducta está presente en todas las edades, a pesar de que muchos adultos piensan que no lo sufren, “estudios realizados en Estados Unidos muestran que un 4% de los adultos viven con este trastorno, sin embargo, quienes tratamos esta condición creemos que es mayor”.
El profesional añade que un porcentaje no menor de padres y madres descubren que sufren de esta condición al llevar a su hijo al médico por síntomas que luego reconocen en sí mismos.
Esta condición afecta la vida laboral, personal, familiar y no tiene cura. Sin embargo, sí se puede manejar con tratamiento farmacológico y terapias cognitivo-conductuales, las cuales ayudan al paciente a aprender cómo llevar esta afección y mejoran los síntomas al mejorar la condición subyacente.
En el caso de los fármacos, es crucial realizar evaluaciones previas para descartar y evitar problemas de salud mental y cardiovasculares.
“La mayoría de los adultos con TDAH desarrollan estrategias para sobrellevarlo, como utilizar post-it, agendas, poner alarmas o recordatorios en el celular, e incluso llaveros donde se juntan las llaves de la casa, del auto y otras. Pero lo que funciona para uno, no sirve para todos” señala el Dr. González, quien enfatiza en la importancia de consultar y recibir un tratamiento multidisciplinario y personalizado.
Esto debido a que muchos pacientes sufren ansiedad y estrés como comorbilidad. La suma de estos factores genera un círculo vicioso, ya que se comparan con otros, ven que necesitan más tiempo para algunas tareas y mucho esfuerzo para llegar a las metas, lo que les genera más ansiedad.
En los adultos, el tratamiento farmacológico es primordial. Debido a que mientras se lleva a cabo, éste corrige el defecto neuroquímico y las estrategias surgen de manera espontánea mejorando notablemente su rendimiento.